Política y Sociedad

Published on octubre 13th, 2015 | by EcoPolítica

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El ambientalismo y ecologismo latinoamericano. Parte I

Parte I. Introducción

Por Joan Martínez Alier, Héctor Sejenovich y Michiel Baud [1]

Artículo publicado en la obra Gobernanza ambiental en América Latina de Fabio de Castro, Barbara Hogenboom y Michiel Baud (coordinadores) (Buenos Aires: CLACSO, 2015)
Publicado con el consentimiento expreso de Joan Martínez Alier

América Latina es un continente dotado de significativa riqueza. Se estima que la existencia de recursos naturales sobrepasa cuatro veces el porcentaje que le corresponde a su población en el mundo, lo cual faculta a este territorio para abastecer sobradamente las necesidades de su propia población. Las métricas de la “huella ecológica” y de la HANPP (apropiación humana de la producción primaria neta de biomasa) dan en conjunto resultados favorables comparados con los de continentes más poblados. Económicamente, en algunos países, el crecimiento económico basado en exportaciones de recursos naturales y las políticas redistributivas de las últimas décadas han hecho disminuir la pobreza absoluta pero hay una gran desigualdad no solo en la distribución del ingreso sino en el de la riqueza. Se presenta un dilema. Continuar una inserción extractivista en la economía mundial que por cierto genera grandes pasivos socioambientales que no son incluidos en las contabilidades económicas, o por el contrario avanzar hacia un post-extractivismo basado en ideas propias como el Buen Vivir. Este dilema actual tiene una larga historia por detrás.

La historia socioambiental nos muestra insatisfacción de necesidades humanas y al mismo tiempo la degradación de una parte importante de la naturaleza. Las poblaciones originarias han sido en algunos lugares desplazadas, en otros totalmente destruidas y en otros aculturadas. Los conquistadores españoles y portugueses ocuparon los territorios motivados principalmente por la búsqueda de metales preciosos. Más tarde, el capital extranjero o nacional aumentó sensiblemente la afectación a la sustentabilidad de los recursos naturales, cuyo uso no ha considerado los tiempos de renovación. Coherentemente con ello, ni los recursos renovables ni los no renovables fueron reemplazados por otras riquezas.

Inicialmente, la población se redujo drásticamente por la misma explotación a que fue sometida y principalmente por el contagio de enfermedades. De una estimación de 140 millones al año 1500, se registran 60 años después solo 40 millones (Tudela, 1990), una debacle poblacional experimentada fundamentalmente en la costas marítimas.

La historia ambiental de América Latina puede interpretarse a lo largo de los siglos tras la Conquista como una serie de booms exportadores centrados en una u otra commodity. Así, la exportación de guano de Perú (que no era un metal precioso sino una bulk commodity) fue de unos 11 millones de toneladas durante 40 años, desde 1840 a 1880, con base en la explotación de trabajadores chinos endeudados. El guano era un producto orgánico (excrementos de las aves). Con el triunfo chileno en la Guerra del Pacífico y la incorporación de Antofagasta y Tarapacá, Chile se convirtió en el principal productor mundial de salitre, que es un mineral. Esto provocó un auge económico nunca antes visto. La exportación de salitre de Chile creció hasta 1914 y se
mantuvo hasta la crisis de 1929, oscilando entre 1 millón y medio y 3 millones de toneladas anuales.

En las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX la región vivió el auge dramático de la agricultura para la exportación. Nuevos productos como el café, cacao y el banano y productos más tradicionales como el azúcar cambiaron el contexto económico y ecológico de grandes regiones de América Latina y las vidas de grupos considerables de su población. La frontera agraria se expandió y grandes territorios, muchas veces en el interior de las nuevas repúblicas, fueron deforestados y ocupados por nuevas formas de agricultura. La expansión del café en Antioquia en Colombia y el cacao en el interior de Ilheus en el Noreste de Brasil han sido ejemplos icónicos, tal como el hule y el henequén en el sur y sureste de México, el sector bananero en Centro América, Colombia y Ecuador y la ocupación de las pampas en Argentina y el sur de Brasil. Esta expansión de la frontera agraria fue acompañada por unas ideologías de progreso e incorporación de las nuevas élites empresariales y una fuerte dependencia del mercado internacional. La expansión agraria continúa hoy en los inmensos te rritorios del Chaco y en el Cerrado, la ganadería invadió nuevos espacios en la Amazonía, en los Llanos del Orinoco y en el sur de México.

En los inicios del siglo XX, empezó el crecimiento de la industria petrolera en Venezuela y México, causando trastornos ecológicos y sociales de dimensiones insólitas hasta aquel momento (Santiago, 2006). Este proceso continua hasta hoy día. Los cálculos en tonelaje de la extracción de materiales y de las exportaciones (West & Schandl, 2013) muestran una multiplicación por cuatro desde 1970 hasta 2010. Como ejemplo, Venezuela exporta al año unos 120 millones de toneladas de petróleo sin visos de que una tecnología alternativa vaya a sustituir el petróleo en la economía mundial. Recientemente, con la emergencia de la economía china la extracción de recursos naturales (no solo minerales y petróleo, sino también productos agrarios como la soja) ha crecido de manera extraordinaria. El gobierno de Uruguay está pensando en exportar 18 millones de toneladas al año de mineral de hierro del proyecto Aratirí. Mientras, Chile exporta 5 millones de toneladas de cobre al año para lo cual requiere una remoción de tierra y producción de escorias cien veces mayor, y un gran insumo de energía. Colombia exporta al año casi 100 millones de toneladas de carbón. Brasil llega a 400 millones de toneladas anuales de exportación de soja y mineral de hierro.

Esta historia reciente, más la memoria histórica, ha marcado un pensamiento ecologista en América Latina con los rasgos específicos señalados a continuación, que en parte coinciden y en parte divergen de los de otros continentes.

  • La conciencia del desastre demográfico tras la conquista y por tanto un rechazo generalizado hacia el enfoque malthusiano sobre el problema de la sobrepoblación.
  • Un orgullo agroecológico presente especialmente en Mesoamérica y los Andes (y ausente en Estados Unidos).
  • Una admiración compartida entre la ciencia europea y americana (desde 1800 con Alexander von Humboldt) por la gran riqueza biológica del continente en sus diversos ecosistemas, junto con programas de conservación desde el siglo XIX.
  • Una conciencia viva de la inequidad política y económica mundial y el consecuente saqueo de los recursos naturales de la región. Esta conciencia corre desde la explotación colonial hasta la época actual.
  • Desde la década del ochenta, una creciente conflictividad socioambiental que dio lugar al “ecologismo popular” con redes de activistas denunciando la extracción de recursos naturales y la destrucción de bienes comunes.
  • La vigencia de antiguas cosmovisiones indígenas, el culto a la Pachamama reconocido en algunas Constituciones, el respeto por la naturaleza en cultos afroamericanos y las aportaciones de la Teología de la Liberación. También, en el plano cultural, la presencia de la ecología en la literatura del siglo XX.
  • El rechazo por los gobiernos latinoamericanos –desde Estocolmo en 1972 en adelante– de la idea de límites al crecimiento, definiendo una agenda propia que propone distintos “estilos de desarrollo” aunque aceptando finalmente un confuso “desarrollo sostenible”.
  • Recientemente, un nuevo ecologismo político latinoamericano que se abre paso entre el neoliberalismo y el nacionalismopopular, recurriendo a conceptos como racionalidad ecológica productiva, deuda ecológica, justicia climática, justicia hídrica, los derechos de la naturaleza, el post-extractivismo, el post-desarrollismo y el Buen Vivir.

Notas

[0] La foto que encabeza este artículo corresponde al mural «Presencia de América Latina» del artista mexicano Jorge González Camarena. El mural se encuentra en la Casa del Arte de la Ciudad Universitaria de Concepción (Chile).
[1] Joan Martínez Alier es uno de los dos padres fundadores de la economía ecológica en España (junto a José Manuel Naredo) y fundador y director de la revista semestral «Ecología Política. Cuadernos de debate internacional», referencia de la materia en castellano tanto en España como en América Latina.

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One Response to El ambientalismo y ecologismo latinoamericano. Parte I

  1. rosasoria says:

    Ya lo denuncio Eduardo Galeano (Q.P.D.) en su libro : Las venas abiertas de America Latina, para mi fue el abrirme los ojos y ver otra versión (la original) de la que nos enseñaban en los libros de texto.

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