Published on junio 22nd, 2015 | by EcoPolítica

Entrevista a Ulrike Lunacek, presidenta del intergrupo LGTB del Parlamento Europeo

Por Marc G. Olabarría

Si bien el ecologismo y la diversidad afectivo-sexual y de género son relativamente recientes en la historia de las ideologías y de los derechos humanos respectivamente, su relación es aún hoy prácticamente inexistente. El ecologismo es una de las ideologías más abiertamente defensoras de las identidades no normativas tanto por sexo (intersexualidad) como por orientación sexual (homosexualidad, bisexualidad, pansexualidad, asexualidad…) o identidad de género (identidad transexual, transgénero, intergénero, genderqueer…), pero su relación aún permanece poco desarrollada. Es por ello que, desde el Área de Diversidad Sexual y de Género de EcoPolítica, hemos entrevistado a Ulrike Lunacek, presidenta del Intergrupo LGTB del Parlamento Europeo y vicepresidenta de dicho Parlamento.

Con esta entrevista EcoPolítica celebra el mes del Orgullo LGTB+, siendo conscientes de que la lucha por los derechos de la diversidad afectivo-sexual y de género debe realizarse los 365 días del año.

EcoPolítica: ¿Cómo ha conseguido usted ser una referente del movimiento LGTB+?

Ulrike Lunacek: Esta pregunta requiere una respuesta larga, pero trataré de no extenderme demasiado.

Nací en una ciudad de Austria llamada ‘Krems an der Donau’, en una familia de gran tradición conservadora. A pesar de ello, tuvimos la suerte de que mis padres nos apoyaron tanto a mí como a mi hermano en nuestras decisiones, con la actitud de “si haces las cosas que quieres hacer como lo más natural del mundo, a nadie le va a importar”. Con esta actitud pude aceptarme a mí misma, especialmente cuando me dí cuenta de que me enamoraba de mujeres. Igualmente, cuando estudiaba en el colegio a principio de los años 70, nunca recibí insultos ni palabras negativas, aunque tampoco hablábamos sobre el tema del lesbianismo. Era un tema totalmente invisibilizado e ignorado.

Ésto es muy importante porque fue decisivo en mi actitud acerca del tema de la homosexualidad, tanto femenina como masculina. ¿Cuál es el problema? Tratarnos con respeto como iguales no cuesta nada y no impide ni la aceptación ni la igualdad jurídica. Es por ello que cuando fui candidata al parlamento austríaco por primera vez en 1995 – y con el único partido que me representaba, Los Verdes- fue lógico que lo hiciera abiertamente como lesbiana. Yo he sido la primera mujer públicamente lesbiana en política, ya que tampoco hubo nunca políticos públicamente gays (a pesar que todos sabíamos que había homosexuales). Mi cara al público ayudó a que toda la sociedad (población, políticos, medios de comunicación…) se diera cuenta de que lesbianas y gays existimos y de que llevamos vidas muy similares a las personas heterosexuales. Mi máxima siempre ha sido “es normal ser diferente”, el lema que ahora es parte de los diversos programas de diversidad.

Desde entonces seguí mi camino, diez años luchando en política en el parlamento nacional y, desde el 2009, en el Parlamento Europeo. He conseguido llegar a ser elegida vicepresidenta del Parlamento Europeo, teniendo en cuenta que en esta función también he sido pionera, siendo la primera vicepresidenta abiertamente homosexual. Una razón que creo que ha tenido mucho impacto en mi carrera es que no solamente trabajé el tema LGTB+, sino que mi enfoque profesional era y es la política exterior y de desarrollo, para poder fortalecer a la Unión Europea desde lo político y lo social con profundas bases ecologistas.

EP: Uno de los temas de mayor actualidad es la prostitución y su relación con el ecofeminismo y la comunidad LGTB+ ¿qué opina al respecto?

UL: Las y los trabajadores del sexo deben tener derechos reconocidos públicamente. Ello implica derechos laborales, seguridad social, una renta por desempleo…Tratar el tema desde una perspectiva moralista no ayuda. Hay que apoyar a todas las mujeres en este negocio, ya que prohibirlo no va a acabar con ello y solamente empuja tanto a mujeres como a hombres a la ilegalidad, la invisibilidad y la desprotección.

EP: La ecología política es por definición defensora y conservadora de la biodiversidad, incluyendo biodiversidades menos integradas como la cultural, la afectivo-sexual y de género. De las identidades diversas, la identidades TRANS suelen ser las que más discriminadas se encuentran en el colectivo de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales…¿cómo podríamos visibilizar identidades de género no binarias como las de aquellas personas que no se sienten ni hombre ni mujer?

UL: Es complicado y sencillo al mismo tiempo. Al igual que tantos años de lucha por parte de lesbianas y gays, el único camino es reclamar derechos sin esconderse. Ésto produce más conocimiento, más aceptación y, finalmente, más respeto e igualdad.

EP: Respecto de los hombres homosexuales ¿qué opina sobre la gestación subrogada y su legalización? ¿Cree usted que los colectivos y asociaciones LGTB+ deberían tratarlo como un tema propio?

UL: Personalmente, como feminista, estoy en contra de la gestión subrogada. Considero que es una forma de utilizar el cuerpo de la mujer para tener descendencia (tanto para gays como heteros), especialmente cuando hay tantos niños/as en el mundo que necesitan protección. Ya sea por adopción o estando en tutela temporal, hay muchos menores que ya requieren de cuidados. Sin embargo, entiendo que es importante crear normativas legales para las mujeres que voluntariamente facilitan la subrogación. De esta manera, estarán protegidas si hay problemas de salud o cualquier tipo de conflicto. En el caso de la gestación subrogada, al igual que en el de la prostitución, la prohibición no va a hacer desaparecer la práctica, y es preferible regularlo.

EP: El ecologismo podría en ciertos aspectos relacionarse con posturas conservadoras ¿cree usted que es importante que se relacione al ecologismo como una ideología progresista y transformadora? ¿Cree que es importante visibilizar que el ecologismo no podría entenderse sin el respeto a los derechos humanos y, entre ellos, a los derechos humanos LGTB+?

UL: Un grande ¡SÍ! Por encima de todo es importante que el ecologismo se visibilice como una ideología profundamente progresista y transformadora. Y del mismo modo, el ecologismo no podría ser articulado ni defendido sin el respeto a los derechos humanos, incluyendo los LGTB+.

EP: Generalmente se considera que hay dos ramas que se contraponen: el activismo LGTB+ y el activismo Queer ¿cree que la ecología política se decanta por alguna en concreto? ¿Qué le aporta la realidad LGTB+ al ecologismo? ¿Y la realidad Queer?

UL: Yo pienso que cada una de estas realidades tiene su rol de importancia en la ecología política: el activismo LGTB+ aporta al ecologismo la necesidad de hablar, de nombrar las diferencias para entenderlas mejor y cambiar los prejuicios. También demanda igualdad legal, promueve la visibilidad – esto incluye la visibilidad en el lenguaje, en los medios, en todas las áreas de la sociedad: de lesbianas, gays, bisexuales, TRANS, intersex – para así acabar con los prejuicios y modificar no solamente las leyes sino las percepciones, abrir las mentes y los corazones de la gente hacia la aceptación de la diversidad humana.

Siendo feminista, también veo en las actividades LGTB+ una oportunidad de las mujeres (lesbianas o no) para tener más influencia, visibilidad y poder en la sociedad. Es igualmente una excelente oportunidad para romper con la imagen aún muy extendida de “homosexualidad” únicamente entendida como homosexualidad masculina.

Sin embargo, el activismo Queer aporta la idea de la diversidad como esencia humana, reflexionando sobre unos roles de género que se diluyen, donde todas las diferencias ya no son algo que divida sino que nos unen a todas. En este sentido, no hay contraposición sino simplemente dos componentes de la misma lucha por los derechos humanos de los que debemos enorgullecernos.

Desde EcoPolítica, y con admiración,

¡MUCHAS GRACIAS ULRIKE!

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