Published on enero 16th, 2016 | by EcoPolítica
5¿Quién fue Petra Kelly?
Por Jorge Martín Neira [1]
Artículo publicado en el libro colectivo coordinado por Ángel Muñoz «Homenaje a Petra Kelly. La esperanza es verde» (Toledo: Calenda Editorial, 1993) [2]
Publicado con el consentimiento expreso del autor
Nació el 29 de noviembre de 1947, en Günzburg/Danubio, en plena postguerra mundial. Recibió su nombre de su padrastro, un norteamericano irlandés que trabajaba en el servicio hospitalario. Estudió al principio en un internado católico femenino en Günzburg. Según cuenta, en esta época sus relaciones eran casi exclusivamente con mujeres, ya que desde los seis años vive sola con su madre. De constitución muy débil, estuvo a menudo enferma y a los ocho años se le extirpó un riñón. Pasaba los veranos en una clínica. Cuenta que su abuela, -que después la acompañaría en la causa verde-, le enseñó a leer la prensa política. En 1960 marcha con su familia a Estados Unidos, a dónde llega con 12 años. Desde 1966 estudia ciencias políticas en la American University de Washington. Son los años del apogeo contracultural, el movimiento por los derechos civiles, la guerra de Vietnam y las bombas atómicas. El activismo de Petra se despertará rápidamente y como muchas otras mujeres y estudiantes, participará en las manifestaciones de protesta. En 1970 termina la universidad consiguiendo el grado de Bachelor of Arts cum laude. Luego colabora durante un año en el despacho de los senadores Robert Kennedy y Hubert Humphrey.
Vuelve a Europa en 1972. Estudia en la Universidad de Ámsterdam Ciencias Políticas e Integración Europea y comienza a trabajar para la Comunidad Europea en Bruselas. Desde 1972 se ocupa en cuestiones sobre formación profesional, trabajadores inmigrantes y otros temas sociales en el Departamento Económico y Social de la CEE. Pero sus inquietudes van más allá de un mero papel de funcionaria. En todo momento su participación en iniciativas sociales y ciudadanas es continuo. Ya en 1970 ingresa en el movimiento antinuclear. En 1972 ingresa en la BBU (Federación de Iniciativas Ciudadanas para la Protección del Medio Ambiente), donde al finalizar la década era la encargada de relaciones internacionales. También en esta época se mete profundamente en el movimiento feminista. Realiza lecturas de Alexandra Kollontai y se interesa especialmente por la cuestión de las relaciones entre política y vida personal. A los 24 años convive con el socialista holandés Sicco Mansholt que le llevaba cuarenta años. De su manera de pensar en esta época es difícil encontrar escritos, pues lo que se encuentra publicado es a partir de la fundación de Los Verdes en 1979, pero podemos seguir su evolución a través de las diversas organizaciones e iniciativas en las que se va incluyendo. Siendo canciller Willy Brandt ingresa en el SPD (Partido Socialdemócrata) pero lo abandonará pronto tremendamente decepcionada en 1979 en señal de protesta por la política nuclear. También durante los años setenta participó en la Sociedad Alemana por la Paz/Objetores de Conciencia Unidos, la Unión Sindical de Bruselas y Centros de Formación y Encuentro para la Acción No Violenta de Luchow Dannenberg.
La experiencia en el SPD le provoca un gran rechazo y desconfianza hacia la forma de hacer política de los partidos establecidos. Confluye así en el sinfín de iniciativas que van a dar lugar a la fundación de Los Verdes.
Pronto, Petra Kelly se va a convertir en una de sus principales voces y su rostro, su persona, va a llegar a simbolizar a los propios verdes. Pero Petra se va a convertir, además, en una de los principales teóricas de ese nuevo partido al que frecuentemente llama «partido antipartidos»: «El sistema está en bancarrota pero tiene que surgir una nueva fuerza, en el sentido extraparlamentario. Una parte de esa fuerza será representada por el partido antipartidos: Los Verdes…Nosotros exigimos un proceso de cambio de mentalidad, de los partidos establecidos, en todos los ámbitos importantes, y esto debe constituir un requisito previo y necesario para toda clase de conversación con Los Verdes. El informe Global 2000 exige un cambio valiente en la política, en el mundo entero, con el fin de reducir los problemas antes de que se conviertan en insolubles».
Los Verdes surgen como una alternativa de sistema. Esto es, algo más que una alternativa. No se pretende corregir deficiencias de algo que funciona mal o con problemas, sino de cambiar algo que no funciona y nos está haciendo mucho daño y es muy peligroso: hay que parar primero la amenaza de la guerra nuclear, están también la galopante destrucción ecológica y la tremenda injusticia que se comete con la explotación del Tercer Mundo. Surge la conciencia planetaria. Los Verdes representan la radical novedad con respecto a las anteriores ideologías o partidos de que no pretenden defender a una clase social sino al conjunto de la sociedad planetaria y más allá, al conjunto del planeta considerado el todo como un conjunto ecológico interrelacionado e interdependiente.
«Nuestro ecosistema es el universo. No lo dividamos en fragmentos y caigamos en la falsa creencia de que nos basta con entender también el todo. Respetémonos a nosotros mismos y a nuestro entorno. La Tierra y yo tenemos las mismas raíces. La Tierra la hemos tomado prestada a nuestros hijos».
Desde el primer momento Petra se entrega al trabajo por la construcción de Los Verdes como un instrumento para la causa ecopacifista. Al mismo tiempo, iniciativas ciudadanas alternativas proliferan por toda Alemania Federal. La lucha por la paz alcanza su momento álgido. Es elegida cabeza de lista de Los Verdes en las elecciones al Parlamento Europeo y, desde 1980, una de los tres portavoces del Comité Federal de Los Verdes. También en esa época se une a Gert Bastian, general retirado y pacifista militantet. Petra y Bastian firman numerosos manifiestos juntos, tanto en la lucha por la paz y el desarme como para defender la necesidad de Los Verdes.
Concibe Los Verdes como mitad partido y mitad movimiento social y su contenido lo atraviesan varios ejes: ecologismo, no violencia, democracia de base, feminismo, justicia social: «Los miembros del movimiento verde aspiramos a una sociedad en la que mujeres y hombres puedan forjar sus vidas libremente, por eso luchamos también contra las estructuras en las que el poder masculino es omnipresente y la opresión de las mujeres es una vivencia cotidiana…».
En 1982 recibe en Estocolmo el Premio Nobel Alternativo, creado por Gosta von Uexküll. En 1983 es elegida diputada del Bundestag. También viaja a España para apoyar el movimiento social por el no en el referéndum de la OTAN. Apoya manifiestos por la no alineación de España en uno de los bloques militares y alienta con su firma el Manifiesto de Tenerife (1983), en el que se defiende la necesidad de la creación de un partido verde en España: «Como antigua socialdemócrata debería saber que los socialistas olvidan y traicionan sus ideales en cuanto han conquistado el poder y se sientan al timón del gobierno. En España también hay que hacer valer argumentos morales y éticos contra la OTAN. El gobierno de González ha abandonado su ideología de no alineación y se ha dejado presionar por la pretendida fuerza de los hechos. El domingo tres de junio erais cientos de miles en Madrid. Queremos una España neutral y no alineada».
Al mismo tiempo Petra se atreve a defender cuestiones tan subversivas como la ternura. Su concepción de la ternura en el plano político es sencillamente revolucionaria:
«Ser tierno y al mismo tiempo subversivo: eso significa para mí, a nivel político, ser verde y actuar como tal. Entiendo el concepto de ternura en sentido amplio. Este concepto, para mí, también político, incluye una relación tierna con los animales y las plantas, con la naturaleza, con las ideas, con el arte, con la lengua, con la Tierra, un planeta sin salida de emergencia. Y, por supuesto, la relación con los humanos. Ternura entre las personas, también en el seno de un partido alternativo y no violento, que apuesta públicamente sin cesar por la suavidad, la descentralización, la no violencia» (Ternura en la política, 1984).
En esa época Petra es muy famosa. Su imagen desborda a los propios verdes y va incluso más allá de éstos a través de los medios de comunicación. Simboliza el movimiento por la paz y la resistencia a la política de bloques. A menudo participa en actos de protesta y desobediencia civil: «Nuestro rumbo debe llevarnos, sin compromisos, en otra dirección ecológica. Eso significa ponerse a andar políticamente por la vía suave» (…) «La resistencia no violenta nada tiene que ver con la pasividad, ni con el sumiso padecimiento de la injusticia y la violencia. A diferencia de la resistencia violenta, la resistencia no violenta es la expresión de una energía espiritual, psíquica y moral. Esta fuerza se revela sobre todo en el muy consciente y específico no hacer nada que pueda ser denominado participación en la injusticia. (…) No se puede eliminar la violencia con la violencia, ni la guerra mediante la guerra, ni la injusticia a base de injusticia. En el método de acción se encuentra ya definido el final, y en el fin, el método de acción».
A menudo se encuentra extenuada, reuniones, viajes, mítines. Sufre varios colapsos y debe ser internada en una clínica.
En 1987 es elegida por segunda vez como diputada en el Bundestag: «La fracción parlamentaria de Los Verdes tendrá que ocuparse intensamente de la ecología y de su puesta en práctica a través de la Constitución. Se trata ahora de abandonar la ecocosmética utilizada hasta aquí dentro de la política establecida y de dirigir con nosotros la mirada hacia alternativas reales, de dar prioridad a la fantasía ecopolítica incluso dentro del mundo de las propias ideas políticas».
De entonces data una de las mejores descripciones que he podido hallar de ella. Se debe a la excelente periodista española Rosa Montero, que la entrevista para el dominical de El País. Rosa dice de ella que es «menuda, macilenta, como una muñeca de trapo y porcelana: una cabeza de pálida loza, un cuerpo deshuesado y breve, cuerpo de felpa apenas capaz de sostenerse. (…) Pero entonces Petra Kelly te estruja la mano al saludarte y suelta un torrente de palabras, toda vitalidad, velocidad, voracidad verbal, un puro nervio. (…) Posee una belleza febril y un talante arrollador: te invade con el torrente de su conversación, con sus gestos, con su convicción. Habla tan deprisa que a veces, urgida por una nueva idea, deja las frases e incluso las palabras a medio terminar, prendidas en el aire. Voluntad de hierro capaz de vencer a la mala salud, de domar el cuerpo enfermo».
Durante los años que sigue a 1987 realizará una labor sorda pero efectiva en el Parlamento, aunque a veces de escasa repercusión pública. En la idea de Petra Kelly, Los Verdes tienen una distinta concepción del Parlamento, según la cual: «el Parlamento debe representar los intereses de los ciudadanos, de todos los ciudadanos, incluidas las minoría. Hasta ahora, los parlamentos, en lo que toca a las exigencias planteadas por las asociaciones ciudadanas, sólo han mostrado desvalimiento. Los Verdes deben dejar claro que el ejecutivo debe suministrar a los parlamentos las informaciones necesarias y que las comparecencias y las comisiones de investigación, ante el público y accesibles a todos, tienen que constituir una parte del trabajo parlamentario. Los Verdes han entrado en los parlamentos sin hacerse ilusiones».
También, durante todo el tiempo, Petra se ha tenido que enfrentar a las inevitables campañas de difamación y a sucesivos intentos de distorsionar su imagen. Como la propia Petra, su imagen era en una buena parte su propia obra, pero también una necesidad social, un símbolo. Más allá de sus auténticas palabras y de cómo era ella, estaba también el personaje simplificado por los medios de comunicación y a la vez, semioculta, la realidad más humana y más íntima del personaje. Esto ha consistido a veces en acusaciones de protagonismo o en la fácil repetición de la historia de su famosa negativa a la rotación a los dos años de que se la eligiese diputada. Ella tenía razón y actualmente la rotación, en la mayor parte de los partidos verdes, se considera de una legislatura para otra y no de media legislatura. Días antes de su abandono definitivo del Parlamento, en 1990, Petra reflexiona sobre esta etapa:
«Escribo esto en mis últimos días como miembro del Bundestag, pues a principios de diciembre tocan a su fin ocho años de trabajo parlamentario y extraparlamentario para Los Verdes. Esto, por supuesto, me resulta muy doloroso, pues durante los ocho últimos años mi posición me ha permitido ayudar a mucha gente, especialmente a través de la infraestructura del Bundestag. Si muy a menudo mi actuación no ha tenido resonancia, ha sido debido a que prácticamente ningún miembro de la prensa establecida en Bonn se interesa por esos asuntos. Justamente esa apatía y desinterés me han inducido a alzar la voz en el Bundestag en favor de los niños enfermos de cáncer, los aborígenes australianos, el pueblo tibetano, los miembros del movimiento chino prodemocracia y muchos otros…»
Hay que reconocer que Los Verdes no respondieron exactamente a las expectativas que Petra Kelly había puesto en ellos. Las pugnas internas entre las corrientes realo y fundi y las luchas por el control de la organización difuminan su imagen ideal de partido alternativo y diferente. Tras la caída del muro de Berlín y la reunificación de Alemania, Los Verdes pierden su representación en el Parlamento: «Por un lado han llegado a su fin más de cuarenta años de guerra fría. Uno de los dos bloques militares, el Pacto de Varsovia, se ha disuelto y ya es historia. Por otro lado, sin embargo, desde la guerra del Golfo, la política basada en el poderío militar y en la disuasión ha vuelto a ganar adeptos, y la OTAN, muy lejos de disolverse siguiendo el ejemplo del Pacto de Varsovia, se prepara para su nuevo papel global…A la vista de estos hechos me parece doblemente negativo que desde el 2 de diciembre de 1990, fecha de las primeras elecciones de la Alemania unificada, el partido verde de la RFA ya no esté representado en el Parlamento, donde ejerció a lo largo de ocho años la función de una oposición empeñada en alertar y apelar a las conciencias…Esto me entristece especialmente porque el fracaso de Los Verdes en la RFA no ha sido debido a la falta de buenas ideas o posturas políticas necesarias sino sólo a nuestras disputas internas y a nuestra capacidad de poner las metas comunes por delante de nuestros enfrentamientos -innecesarios y a menudo grotescamente insustanciales-, entre corrientes y tendencias. Durante ese tiempo he tenido que presenciar cómo Los Verdes perdían cada vez más su fuerza visionaria y hacían un esfuerzo constante para resultar aceptables como futuros socios de gobierno de coalición. ¡Como si ese fuera el criterio para una política ecológica consecuente! ¡Como si lo importante no fuera, en lugar de ejercer el poder sobre las personas, o en su nombre, movilizar, de la mano de los que no tienen poder, un contrapoder basado en una sociedad civil!»
Pero hay en Petra algo que siempre se rebela frente a la adversidad. Nunca hay entrega y rendición en ella y sí una comprensión de las cosas que va más allá. Petra se atreve a ligar espiritualidad y política: «Esa experiencia negativa no ha hecho sino fortalecer mi convicción de que está en nuestras manos el llevar a cabo una política que tome partido por el ser humano y ante todo por el más débil. Los valores del ser, en el sentido enunciado por Erich Fromm, deben tener prioridad frente a los valores del tener. Eso significa nada menos que ligar el pensamiento político con la visión espiritual, porque con la mera política no se puede resolver ningún problema. Tenía razón Albert Einstein cuando dijo: el problema no es la bomba atómica, sino el corazón del ser humano».
En esta evolución hacia una conciencia espiritual Petra coincide con otros miembros paradigmáticos de Los Verdes, como el ex marxista Rudolf Bahro. Más allá de la política, Petra se reconoce en su interior y es capaz de publicar en una antología de sus textos políticos una profesión de fe como la siguiente: «Sí creo en Dios/Diosa…pues creo que no somos sólo un cuerpo que perecerá, sino también un alma viva imperecedera. Creo en la conciencia inmortal, y en que la conciencia siempre está donde está nuestra alma, donde está la materia más sutil de nuestro ser, sin que importe si nos movemos en nuestro cuerpo físico o ya lo hemos dejado atrás. (…) Dios/Diosa es para mí la unidad total, el amor total, la luz, la fuerza y muchas cosas más, y el fundamento de todo ser vivo, de toda cosa. (…) Dios/Diosa presente en todos nosotros: en eso es en lo que creo. Creo que debemos atrevernos a dar aún muchos pasos en nuestro camino hacia el interior».
Esta es casi la última Petra, la que defiende la causa del Tíbet y del Dalai Lama, la que exige airada en el Bundestag un gesto alemán de arrepentimiento hacia los vascos por el bombardeo de Guernica: «El pueblo tibetano, y con él una de las culturas más antiguas de la Tierra, están amenazados de muerte, pero el mundo guarda silencio al respecto desde hace más de cuarenta años. (…) El problema del Tíbet y la suerte del movimiento pro-democracia en China son piedras de toque para la moral en la política internacional de derechos humanos. (…) El silencio ante la opresión del Tíbet nos convierte en cómplices de los opresores. Esto no puede seguir así. (P. Kelly y G. Bastian. Enero de 1991).
Tras la reunificación, se ha vivido en Alemania un nuevo despertar de Los Verdes que han recuperado votos en casi todas las elecciones parciales que se han producido desde entonces. También, por desgracia, han crecido en la sociedad alemana tendencias muy preocupantes: hay un renacer de movimientos neonazis y, especialmente, racistas. Seguro que Petra vivía con preocupación estos desarrollos y, una vez más, se disponía a actuar. No podía ser de otra manera.
Un día de octubre de 1992, Petra Kelly y el ex general Gert Bastian son hallados muertos en su domicilio de Bonn en circunstancias que denota la presencia de una gran violencia. La policía y periódicos sensacionalistas difunden escabrosas teorías sobre un supuesto suicidio. Tras las informaciones difundidas los primeros días, se corre sobre el caso un tupido velo.
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Notas
[1] Jorge Martín Neira es cineasta. En el momento de escribir este artículo era un destacado integrante de Los Verdes. En la actualidad participa activamente en los movimientos a favor de una renta básica, colabora con EQUO y es integrante del Club de Lectura «Petra Kelly».
[2] Este artículo fue leído a viva voz por el autor en el acto homenaje a Petra Kelly que se celebró en un abarrotado salón de actos del Ateneo de Madrid el 28 de abril de 1993, medio año después de la muerte de Petra. El acto fue presentado precisamente por Jorge Martín Neira y por Ángel Muñoz.
Muchas gracias por este artículo.
I knew Petra when we both worked in Robert Kennedy’s presidential campaign in 1968 here in America. I am glad to see she is not forgotten.
Not only she is not forgotten, she is being discovered by young people 🙂
Sus libros «Por un futuro alternativo» y
«Fighting for Hope», así como como,
«The Life and Death of Petra Kelly» escrito por su amiga Sara Parkin, son fantásticos libros para conocer el pensamiento de esta luchadora que vivió profundamente la ecología
Impresionada de la fuerza y el valor de una mujer así, admiración por la lealtad a los principios y valores esenciales para alcanzar armonía y equilibrio en un mundo donde tener cordura parece locura y agradecida, eternamente agradecida por la integridad y la dignidad a sí misma, al planeta Tierra y a todos los seres vivos por extensión.
Gracias por tener la oportunidad de conocerla a través de este artículo, porque son los seres como ella los que definen que hay un camino a seguir, que el momento es ahora, siempre es ahora. Mi más sincero respeto y gratitud hacia Petra Kelly.