Published on marzo 5th, 2017 | by EcoPolítica
4Géneros no binarios para unas sociedades post-identitarias
Por Marc G. Olabarría
Cuando ideé este artículo pensé que sería a la par tan interesante como complicado escribirlo. Debemos razonarlo progresivamente ya que sigue siendo un concepto muy reciente que engloba diferentes realidades. Igualmente, debemos hacerlo comprensible para todo el mundo, tanto quienes están como quienes no están dentro del activismo. Tampoco podemos olvidar que aunque en la mayoría de los casos las expresiones de género hombre o mujer se adaptan en cada persona a lo socialmente aceptado por repetición, existen expresiones de género que siguen alejándose de la norma y reivindicando que no es necesaria esa vinculación tan profunda que otras personas le otorgan. Para hacerlo menos lioso: hay personas que se sienten hombre; hay personas que se sienten mujer; los que se sienten hombre tienden socialmente a ser masculinos; las que se sienten mujer tienden a ser socialmente femeninas.
Y habrá a quien le parezca que decir “tienden socialmente…” es arriesgado. Yo personalmente creo que, en efecto, cada vez los hombres se preocupan menos de ser masculinos (o de demostrarlo, reforzar su masculinidad constantemente) así como las mujeres se preocupan menos de ser femeninas. Sin embargo, esto no ha sido así hasta hace muy poco. Y es un avance que estamos logrando los colectivos LGTB+ TRANSfeministas. No podemos obviar, también, que con el auge de los fascismos en Europa y en EEUU, vuelve a reforzarse la figura del hombre cis-hetero-patriarcal que deberíamos haber dejado hace tiempo atrás, así como una mujer trofeo-complemento de la que importa únicamente el exterior y lo callada que esté mientras el hombre habla.
Por una parte, podemos deconstruir los géneros no binarios y nos preguntaremos: ¿Qué son? Para algunes de nosotres es una pregunta muy evidente, pero hay muchas personas que ni siquiera se plantean su existencia, incluso siendo LGTB+. Para empezar, los Géneros no Binarios (a partir de ahora GnB) rechazan un binarismo de género tradicional, patriarcal y estricto, impuesto por la sociedad y en el nacimiento, pero ello no implica que no pueda haber una identificación parcial o total con [hombre] o con [mujer]. Es una forma de desafiar a los géneros establecidos. En este sentido, encontramos diversas identidades: agénero, bigénero
Hay muchas formas de entenderlos y vamos a tratar de explicarlos por orden:
La identidad agénero representa el total rechazo de la construcción social del género; en este sentido no se identifica con ninguno establecido y se sitúa al margen del sistema de géneros. La persona bigénero es la que se identifica con dos géneros al mismo tiempo de una forma constante (hombre, mujer u otros géneros); además, recordamos que la identidad de género no tiene por qué ser acorde a la correlación tradicional de los roles de género asociados [hombre masculino] / [mujer femenina]. A esto nos referíamos con la identificación total o parcial con uno de los géneros hegemónicos. La identidad bigénero rompe el esquema de género tradicional, y por tanto, puede ser incluida como GnB. Del mismo modo, y superando las dos identidades de género hegemónicas, trigénero es la identidad de la persona que siente como suyas tres identidades de género de forma estable. Pangénero es la persona que se identifica con todas las identidades de género, teniendo mayor o menor participación de todos los géneros. Por último, el género fluido es la identidad de género de aquella persona que fluye entre los géneros, sin importar número de géneros, tipo de variación, constancia o cumplimiento de las expectativas sociales.
Sin embargo, esto no evita que cada persona se auto-identifique y auto-construya la forma de expresar cómo se siente, llegando a una perspectiva de género única. Por ello, los GnB son tan difíciles por lo general de acotar, siendo conscientes de que seguramente no llegaremos nunca a estudiar, definir y desarrollar toda la diversidad de género en su totalidad. En mi caso, por ejemplo, no me identifico con ninguna etiqueta de las anteriores mencionadas (aunque sí aparezca en los iconos no binarios), siendo la mía: identidad de género Intergénero. Mi identidad se encuentra entre ambas hegemónicas [hombre] y [mujer] y a la vez no pertenece a ninguna, así como mi expresión de género en ocasiones reproduce la masculinidad, en otras la feminidad y a veces ambas, sin atender al grado o al nivel de cada una en cada momento. En cierta forma, simplemente me acepto como soy y me dejo fluir, porque así entiendo también el género y la expresión de género, algo mucho más fluido y menos estricto de lo que se cree. Y sin embargo, deseo dejar constancia de que soy firme defensor de las personas que reivindican una identidad de género firme y constante, como es el caso de las personas transexuales, que necesitan y deben ser aceptadas por su género sentido, así como por su expresión de género, sin ápice de duda, discriminación o falta de respeto.
Habiendo desarrollado esto, podríamos decir que para les activistas LGTB+QUEERs nos encontramos en una sociedad identitaria. Para existir y/o para poder reivindicarte, hay que etiquetarse. Y mientras que muchas personas se etiquetan hasta el extremo, la filosofía queer busca la transgresión y la aceptación de quienes somos: nosotres y cualquier persona. Puede entenderse e incluso denunciarse como una lucha contra las etiquetas, pero no; las etiquetas están para lo que están, sirven para lo que sirven: crear nuestra comunidad, defender nuestros derechos mediante leyes…¡debemos defenderlas! Sin embargo yo entiendo más la realidad queer como una reivindicación de un respeto que debe existir sin tener que saber con qué se etiqueta el de enfrente, no en otra cosa. Y esta sociedad hiperidentitaria debe dar el siguiente paso hacia un respeto des-etiquetado, una aceptación anti-discriminatoria y una equidad global y local que se base en la comunicación y no en la violencia.
Solo así crearemos una sociedad de respeto post-identitaria. Solo así llegaremos a la perfecta combinación de realidad LGTB+ y realidad queer. Y, desde mi punto de vista, solo así llegaremos a la igualdad real.
* * *
Con este comentario aprovecho para agradecer a la persona que ha escrito este artículo muy interesante sobre la cuestión de los géneros no binarios. Mi siguiente comentario es sólo para debatir y aportar una reflexión. Se centra sobre todo en la primera y la última parte del artículo.
Simplificar las expresiones de género argumentando «hay personas que se sienten hombre; hay personas que se sienten mujer; los que se sienten hombre tienden socialmente a ser masculinos; las que se sienten mujer tienden a ser socialmente femeninas. » puede resultar erróneo ya que atribuye al hombre la masculinidad y a la mujer la feminidad.
La masculinidad es sólo « la cualidad de masculino » y la feminidad « la cualidad de femenino » pero también el « estado anormal del varón en que aparecen uno o varios caracteres sexuales femenino » según la RAE. Con la última acepción de feminidad, hay que entender los caracteres sexuales como los rasgos que distinguen fenotípicamente al hombre y a la mujer. La RAE no parece muy abierta de espíritu y lo más chocante es que estamos viviendo en el siglo XXI, aquí veo yo la anormalidad.
Cabe recordar también sobre esta aclaración de definiciones de términos que el concepto de masculinidad fue utilizado por Primo de Rivera, durante su dictadura, por ejemplo, para defender un ideal, el del hombre español. Este concepto se puede resumir en la convicción de que las mujeres españolas eran inferiores y débiles. La España de aquella época (años 20/30) era claramente machista y misógina mientras que en Francia por ejemplo, el modelo de la mujer moderna, de la mujer « garçonne » empezaba a nacer y extenderse. Una mujer que aparentaba a un chico en Francia es uno de los ejemplos par contradecir la idea de que las mujeres tienden socialmente a ser femeninas. Se vestían y peinaban como hombres.
Hoy en día, la sociedad, pero también la generación en la que vivimos, conoce cambios en cuanto a cuestiones sobre/de género y hay que agradecer a los «Gender Studies» que, por fin, empiezan a tener una influencia en el mundo académico y político en Europa. Estoy totalmente de acuerdo con el que la sociedad nos suele enseñar una visión patriarcal y machista y una visión misógina de la mujer. Lo que más me ha sorprendido en este artículo es el término de « fascismo ». Esta ideología no ha llegado al poder en EEUU y tampoco en Europa hoy en día. Trump tiene discursos misóginos y machistas como Fillon en Francia pero ninguno de los dos es fascista. La dominación del patriarcalismo siempre existió y tampoco se puede erradicar con el feminismo o movimientos sociales o políticos desarrollado por la « comunidad » LGTB+. También, no siempre se debe generalizar y relacionar el patriarcalismo con el fascismo.
Por fin, la aclaración sobre los distintos de « géneros » es muy interesante. Sin embargo, el tema de la igualdad real entre las personas que pertenecen al «grupo» LGTB+, para mí, es rebajar estas personas a una forma de superioridad heterosexual. Además creo que la palabra « identidad », en este caso identidad sexual, es más un sentimiento interior, intrapsíquico, de ser un hombre o una mujer acompañado con un sentimiento de pertenencia a su grupo sexuado. Si estás en total adecuación con tu identidad sexual, puedes ser orgulloso de ello. La identidad se tiene que diferenciar de la orientación sexual.
Sin hacer juicio de valor sobre lo que el artículo expone, no puedo evitar preguntar ¿Cómo es posible que en una exposición como la presente se obvie la biología? Quiero decir, la biología debería tener un papel fundamental en estos planteamientos. Pero claro lo más probable es que esta desmontase este intrincado rompecabezas de géneros.
Uno se podrá construir o identificar como mejor le parezca, yo ahí no entro, pero biologicamente seguirá siendo macho, hembra o hermafrodita. No se puede ir contra la biología, las hormonas tiran mucho……
Saludos, Rodrigo.
En mi artículo, así como en ninguno del resto que he escrito, como en mi vida o mi activismo he obviado o querido obviar la biología. Evidentemente, las personas nacemos con tres posibles sexos genitales: macho, intersex o hembra. También hemos de tener en cuenta que existen otros tipos de sexo (cromosómico, el sitema hormonal…) que en general no se cuentan como tal y lo son (se dice que hay más personas intersex que pelirrojas, para que te hagas a la idea).
Aquí nadie está obviando la biología. Una cosa es aquello con lo que nacemos entre las piernas. Y otra cosa es darle la importancia magnificada que se le ha dado siempre. ¿Acaso por tener un pene entre las piernas eres hombre? No. ¿Acaso por tener una vagina entre las piernas eres mujer? No. Nadie niega ni obvia la genitalidad, pero de ahí a que la genitalidad marque quienes somos, cómo nos relacionamos, cómo nos construimos, nuestra identidad, nuestros roles sociales asumidos o construidos según o al margen de la norma… Pues me temo que ahí ya no. Una cosa es reconocer que nacemos como nacemos y ello supone analizarnos y saber si nos representa o no. Pero el sexo no marca el género; de hecho, el sexo sólo marca el sexo o lo que nosotres queramos que marque o influya.
Repito: nadie está obviando nada; lo que no permitimos es que nuestra genitalidad sea la que deba decir quiénes somos, cómo nos relacionamos, cómo nos identificamos, cómo nos sentimos, qué es lo que nos gusta, cuándo y como… El género es pura construcción social, y parte del sexo al márgen de la materialidad de la carne también. De hecho, hay gente que le da tanta importancia que lo hace el eje central de su vida (y pretende hacer que sea el del resto también). No debemos centrarnos tanto en ello, repito, sin obviarlo, y tratar que todas las personas sientan pertenencia de grupo, que no se sientan excluidas ni vulnerables. Eso es por lo que debemos trabajar.
Te agradezco la lectura igualmente.
Un saludo,
Marc Gómez
Gracias por tu respuesta Marc,
A mi humilde modo de ver, creo que tu planteamiento puede originar una serie de contradicciones graves. Me explico, desde mi punto de vista tú puedes nacer, por ejemplo, varón, es decir, con genitales masculinos. A pesar de ello cuando te desarrollas puedes sentir atracción por otros varones. Bien, eso significa que has nacido con esa atracción y por lo tanto no hay contradicción entre tu cuerpo y tu mente por lo que podrás llevar una vida coherente y en principio sin problema.
Lo que planteas es tremendamente arriesgado ya que si sostienes que uno mismo se construye el género sin importar el sexo que tenga puede generar y entrar en una serie de contradicciones que le impedirán desarrollarse de manera coherente. Me explico, alguien nace hembra, y su inclinación natural le lleva a que le gusten los hombres. Bien, si ella decide construirse así misma y en esa construcción ella dice que quiere construirse como lesbiana entonces habrá una incoherencia entre si sexo e inclinación natural y lo que ella a optado, que es ser lesbiana. Este tipo de incoherencias pueden hacer mucho daño a la persona ya que si uno se construye así mismo y se equivoca en su construcción generara grandes problemas.
Uno nace gay, hetero o lo que sea pero no se hace. Si uno se hace se trata de algo artificial y no es real porque no se corresponde con la propia naturaleza de uno mismo.
Espero haber sabido explicarme. Gracias de nuevo por su respuesta.
Un saludo,
Rodrigo