Published on marzo 9th, 2015 | by Marc G. Olabarría
2La paradoja de la soledad individualista en un mundo sobrepoblado
Por Marc G. Olabarría
«Nosotros los verdes«, recordando el artículo de Murray Bookchin, hemos trabajado y estudiado profundamente la sociedad y su construcción sociocultural, la ciudadanía y sus relaciones interpersonales en la construcción de su identidad individual y colectiva, hemos defendido nuestra ideología que reclama cambios sociales radicales (no confundir ‘radical’ con ‘extremismo’) que involucren el medioambientalismo pero que abarquen todo el espectro ecologista…Debo reconocer que gran parte de mi ideología se basa en los pilares ecologistas redactados y propuestos por los Global Greens en Canberra (2001), de los que ya he hablado en mis dos artículos anteriores sobre ecologismo. Recordaremos, teniendo presente éstos, que el reconocimiento de la igualdad plena entre ciudadanos del mundo y la reivindicación del respeto a la diversidad, de valor intrínseco propio, son imprescindibles. Esta última recoge la diversidad afectivo-sexual (homosexualidad, bisexualidad, pansexualidad, asexualidad…), la diversidad de género (ecofeminismos, nuevas masculinidades e identidades no binarias), la diversidad racial y/o étnica, la diversidad de sexo (siendo inclusivos con la intersexualidad y el hermafroditismo), la diversidad de clases, incluso la diversidad de fe o espiritual.
Si bien a las personas ecologistas se las confunde con medioambientalistas, no debemos caer en dicho error de tal gravedad. Mientras que efectivamente el medioambientalismo se preocupa por políticas medioambientales, generalmente locales que ‘añadan el toque verde’ a los partidos políticos, el ecologismo busca la transformación de las sociedades mundiales y de las personas que las constituyen, desplazando al ser humano fuera del centro de la atención humana (antropocentrismo) y proponiendo numerosas alternativas ecosostenibles que hagan perdurar nuestra existencia respetando la biodiversidad global. Decrecimiento, nuevos modelos energéticos, democracia y horizontalidad reales son parte de estas alternativas que desgraciadamente, poca atención reciben. Y ello es una de las muchas caras del ecologismo como ideología transformadora y transgresora de las sociedades que son la mejor versión de sí mismas, o buscan ser tal. Habiendo dicho ésto, debemos llegar a la conclusión que nuestra sobrepoblación mundial se aleja a pasos agigantados de la ecosostenibilidad que propone el ecologismo. ¿Cómo llegar a ser sostenibles sin propuestas genocidas, incívicas, violentas y/o represoras? Siendo conscientes de que el modelo de vida del Norte Global está conduciendo a la humanidad al colapso, ¿cómo evitar este fin? ¿Cómo podremos garantizar vidas que merezcan la pena ser vividas para todos los seres humanos de nuestro planeta?
Desde mi punto de vista, para ser [eco]sostenibles debemos cambiar nuestro sistema en su compleja totalidad y analizar el capitalismo como promotor de un neoliberalismo fragmentador del poder ciudadano, de sus realidades, de sus identidades y de sus interrelaciones. Evidentemente, si bien la fragmentación, la inseguridad y el miedo se apoderan de las masas, resulta más pernicioso para los colectivos discriminados de la sociedad por el motivo que sea: diversidad afectivo-sexual y de género, diversidad de sexo, clases, diversidad de fe, diversidad corporal, diversidad funcional, diversidad étnico-racial, diversidad generacional…Es decir, cualquier sujeto que no sea el BBVAh o blanco, burgués, varón, adulto hetero(cis)sexual, como dice Amaia Pérez Orozco en Subversión feminista de la economía. Soy de aquellas personas que creen que el liberalismo, en su significado radical y aplicado a la política, siendo éste el que reivindica y/o protege las libertades individuales, podría ser una ideología positiva, de no ser porque el liberalismo económico ha corrompido su significado pervirtiendo y simplificando ‘como para tontos’ tanto el mundo como la propia naturaleza humana. Y como tal, el neoliberalismo aliado con las fuerzas conservadoras, aboga por una individualidad extrema que nos disgregan y nos dividen como mínimo, como sociedad.
¿Estamos perdiendo la empatía, la solidaridad o los valores del respeto recíproco? No debemos olvidar que vivimos en un mundo de violencia: si bien en el Norte Global se tiende a una violencia de carácter más simbólico y en el Sur Global se tiende a una violencia de carácter más físico-represor. ¿Dónde quedan las relaciones horizontales, asamblearias y político-equitativas entre personas? Nunca han existido en las civilizaciones contemporáneas duraderas. ¿Quién decide quién es y quién no es una persona? ¿Quién decide quién se merece y quién no se merece que la totalidad de sus derechos humanos sean garantizados sin excepción? Creo a ciencia cierta que el neoliberalismo y los persistentes ataques a las instituciones públicas son parte del cáncer que ahoga la igualdad y la diversidad y aumenta la tensión capitalista que nos conduce a diversas crisis (generacional, educativa, sanitaria, existencial…) y fomenta las injusticias. Desahucios (gente sin casas y casas sin gente), especulación, educación y sanidad progresivamente privatizadas con exclusión activa de personas sin papeles, mentiras y engaños que pretenden ensalzar el culto al dios dinero, las nuevas dicotomías [capitalismo-comunismo] como [bueno-malo] u [hombre-mujer]… Y resulta que a pesar de todo, el partido Popular o Ciutadans, unos no ven muy resentidas sus estadísticas y otros aumentan progresivamente (respectivamente).
Y sí, me ceñiré al título de mi artículo. En esta vorágine de ideologías, tensiones político-sociales, de ataques, de rupturas del bipartidismo y del ‘trepismo’ por excelencia… ¿Dónde están las buenas relaciones y la buena fe? ¿Dónde quedan el idealismo de cambiar el mundo para que sea un lugar mejor sin fronteras ni discriminación desde la horizontalidad y no ‘tirando de contactos’? ¿Cómo esos ideales podrían ser trasladados a propuestas políticas que se adapten a nuestra realidad cotidiana? ¿Dónde residen los valores de comunidad, como seres de una misma especie que se ayudan entre sí para fomentar la vivencia de vidas que merezcan la pena ser vividas? ¿Qué se puede esperar de un mundo donde la supuesta felicidad se rige por el capitalismo que nos induce a deseos materialistas y consumos extremos poco sostenibles? ¿Y cómo se consigue la felicidad de la que tanto suelo hablar en mis artículos y en la propia verbalización de mi existencia?
La respuesta a la que últimamente llego para muchas de las preguntas que (me) planteo es la misma: E – CO – LO – GIS – MO. Quien sea un ecologista verdadero, llegará a la conclusión tarde o temprano de que es su ideología ecologista la que podría ser llamada ‘la ideología de la felicidad’. Quien sea ecologista de verdad, no necesita un ‘puesto/cargo’ que refuerce su identidad, puesto que su trabajo será abalado por su reivindicación de la igualdad, el respeto y los valores de sinceridad, humildad y bondad. Quien sea ecologista de verdad se preocupará por crear una comunidad de solidaridad y de relaciones humanas que procuren una buena calidad de vida sin excesos y ‘necesidades creadas’ capitalistas (decrecimiento). Quien sea ecologista de verdad reivindicará las llamadas minorías y reivindicará sus derechos humanos por el valor intrínseco de las personas a las que representan. Quien sea ecologista de verdad luchará contra las injusticias, contra el interés individualista que desestabiliza el bien común y el buen vivir. Y con ésto último no hablo de mayorías, fomento un ‘buen vivir’ de todas y cada una de las personas de todas las sociedades globales. Porque mientras haya injusticias, desigualdad, infelicidad, vulneración de los derechos humanos, hambre, guerras… ni yo ni nadie debería dar por finalizado su activismo (eco)político.
Para finalizar, me gustaría que escucharais la canción We are de Ana Johnson, muy relacionada con el tema que tratamos:
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Gran articulo Marc. Contigo de acuerdo al cien por cien. A pesar de las grandes dificultades que supone cambiar el mundo los que pensamos asi tenemos que seguir luchando con todos los medios que podamos. Un abrazo.