Published on agosto 31st, 2015 | by EcoPolítica
2Llamamiento para una nueva vida
Por Selahattin Demirtaş
Llamamiento publicado el 15 de julio de 2014
Introducción realizada por Luis Esteban y Rubio [1]
Traducido al castellano para EcoPolítica por Luis Esteban Rubio
I. Introducción histórica a la península de Anatolia
El 1 de noviembre de 2015 se volverán a celebrar elecciones legislativas en Turquía tras haber resultado imposible la formación de gobierno con los resultados de las pasadas elecciones del 7 de junio. En dichas elecciones, el Partido Democrático de los Pueblos, o HDP (Halkların Demokratik Partisi), del que forman parte los verdes turcos, obtuvo más de 6 millones de votos (13% – la barrera electoral es del 10%) y, con ello, 80 diputados en la Gran Asamblea Nacional Turca.
La presente introducción se aproxima brevemente a la historia de la península de Anatolia con el objetivo de, en primer lugar, acercar la misma al lector, y en segundo lugar, resaltar algunos elementos que pueden resultar de interés para el momento actual.
Hace 10.000 años, surge la agricultura en el Creciente Fértil y, con ello, se ponen las bases para el desarrollo de la civilización humana. La península de Anatolia juega un papel fundamental en este inicio ya que el sudeste de la misma forma parte de dicha zona geográfica (véase, por ejemplo, la aldea agrícola de Hacilar).
Hacia el 6.500 a.C., en el sur de Anatolia, se funda Çatal Hüyük, el mayor asentamiento conocido hasta entonces, con una población de más de 5.000 habitantes, y que no sería superado hasta la aparición de las primeras ciudades en Mesopotamia a partir de la revolución urbana de mediados del IV milenio a.C. En este gran poblado se llevó a cabo la primera actividad metalúrgica de la historia de la humanidad, a saber, la fundición de cobre. Sin embargo, no todo evolucionó como se esperaba: alrededor de mil años después de su fundación, Çatal Hüyük colapsó y tuvo que ser abandonado. El colapso fue por motivos ecológicos, es decir, por un desarrollo no sostenible y no integrado en los límites del mundo natural que le rodeaba.
El auge y caída de Çatal Hüyük debería ser un referente fundamental para la narrativa ecologista a nivel mundial: “A comienzos de esta era, los seres humanos fundamos el primer gran poblado en la península de Anatolia y era tan insostenible que colapsó y sus gentes tuvieron que abandonarlo. Sin embargo, parece que no hemos aprendido: miles de años después, la civilización en su conjunto está a punto de colapsar por el mismo motivo. Los habitantes de Çatal Hüyük pudieron desplazarse a otras zonas y seguir viviendo, pero nosotros no tenemos, todavía, un planeta B al que trasladarnos; y aunque lo tuviéramos dentro de varios siglos, no hay justificación posible para destruir de manera consciente el actual».
Avanzando en la historia, hacia mediados del II milenio a.C., se desarrolla la civilización Hitita en la península de Anatolia. Los hititas se han de destacar, entre otras muchas cosas, por crear un Derecho que garantiza, en algunas ocasiones, ciertos derechos a las mujeres, como por ejemplo, la posibilidad de solicitar el divorcio. De esta manera, el Derecho hitita podría ser un elemento interesante para incluir en toda narrativa feminista turca.
Tras la destrucción del Imperio Hitita alrededor del 1.200 a.C. por los, todavía poco conocidos, Pueblos del Mar, la península de Anatolia se dividió en varios reinos. Entre ellos destacó el Reino de Lidia, cuyo último rey, Creso, en la primera mitad del siglo VI a.C., llevó a cabo la acuñación de moneda por primera vez en la historia de la humanidad. Por otro lado, y en esa misma época, en la costa Jonia, de influencia griega, Tales de Mileto se convertía en el primer filósofo de Occidente. El sistema monetario y la filosofía occidental surgían así en la misma época y a pocos kilómetros de distancia; la historia siempre es atrevida.
A mediados del siglo VI a.C., la península de Anatolia fue conquistada por el Imperio Persa (Dinastía Aqueménida) y, sucesivamente, por el Imperio Macedonio, el Imperio Romano y el Imperio Otomano. De esta manera, algunas de las más importantes civilizaciones de todos los tiempos fueron dejando su huella en la península. Una característica general a todas ellas, con excepción del Imperio Romano, fue la tolerancia religiosa.
Nada más terminar la Primera Guerra Mundial, donde el Imperio Otomano estuvo aliado con el Imperio Alemán y el Imperio Austrohúngaro, Turquía tuvo que librar una Guerra de Independencia contra las fuerzas extranjeras. Con la victoria, Mustafá Kemal “Atatürk” (“Padre de los turcos”) funda la República de Turquía en 1923. La República, democrática y secular, y relativamente estable, no estará, no obstante, exenta de periodos convulsos, conflictos (caso kurdo y caso chipriota) y golpes de Estado.
En el siglo XXI, Recep Tayyip Erdogan (AKP), ahora como Presidente de Turquía y previamente como Primer Ministro durante más de diez años, ha tomado una deriva autoritaria y se ha alejado del principio de laicidad acercando el islamismo al Estado. Ésto supone, no sólo un distanciamiento de los principios fundantes de la República, sino también un revés para la posible entrada de Turquía en la Unión Europea.
En el 2023, la República de Turquía cumplirá 100 años. El Partido Democrático de los Pueblos (HDP), aunque joven, representa una opción política fundamental para llegar al centenario con una Turquía más democrática, más tolerante, más justa socialmente y más sostenible.
Con el ánimo de acercar al mundo hispanohablante las principales ideas de dicho partido, se presenta a continuación la traducción del Llamamiento para una nueva vida de Selahattin Demirtaş, co-presidente del Partido Democrático de los Pueblos [2] y candidato a la presidencia de Turquía en las elecciones presidenciales celebradas el 10 de agosto de 2014, donde obtuvo cerca de 4 millones de votos (10%). El llamamiento fue publicado un mes antes de dichas elecciones.
II. Llamamiento para una nueva vida
Mi candidatura no es sólo para un nuevo presidente, sino para una nueva forma de vida en Turquía. Es una propuesta para reconstruir nuestra fraternidad en igualdad de condiciones.
Nuestro llamamiento es para todos los pueblos y creencias de Turquía, para construir una nueva vida en la cual todos sean libres de expresar sus diferencias, libres de la presión de uniformizarse.
¡El llamamiento para una nueva vida es Democracia Radical!
No me he convertido en candidato para presidir un Estado autoritario, burocrático, antidemocrático y sexista. El presidente que queremos es uno que esté con la gente en las calles.
Esto significa gobernar juntos y hacer a todos socios de gobierno. La determinación de no ser gobernados, sino de todos tomar parte, generará beneficios, pero no para individuos, sino para el pueblo. Una nueva vida se conformará a través de la participación de los excluidos y de aquellas voces en contra de la discriminación étnica, religiosa, sexual y de clase que hasta ahora no habían sido escuchadas.
La nueva forma de vida significa, en lugar de la imposición de la uniformidad, una equitativa y voluntaria unión de nuestras diferencias. Creemos que una Turquía libre y democrática es posible.
Turquía está en una encrucijada. O elegimos seguir consolidando el Estado autoritario o abrimos el camino hacia un cambio fundamental tomando medidas de democracia radical para hacer realidad los deseos de todos los oprimidos.
Juntando la fuerza de todos los que nos oponemos, tenemos la oportunidad de erradicar el sistema en el cual los mecanismos burocráticos de Ankara toman todas las decisiones. Por eso, mientras nos son presentados tres candidatos, en realidad sólo hay dos opciones políticas.
Nuestro principio: que el pueblo se gobierne a sí mismo, expresando libremente sus diferencias con orgullo. El pueblo sabe hablar libremente y decidir su propio futuro.
Frente a este orden neoliberal y antidemocrático, nos negamos a tomar la falsa elección entre nacionalismo y sectarismo religioso.
Creemos que el mejor gobierno es el mínimo gobierno posible. Tenemos pues como objetivo hacer el Estado más pequeño y crear un sistema donde prevalezcan la democracia y los derechos de los ciudadanos. Proponemos transformar el Estado, cuyo objetivo actual es protegerse a sí mismo y su poder, en un vehículo eficiente para servir a la gente.
El Estado ya no girará en torno a una sola persona y a la jerarquía alrededor de ella. Las asambleas de los pueblos asegurarán la participación directa de la gente en el funcionamiento del Estado.
Estableceremos asambleas de mujeres, jóvenes, personas con diversidad funcional, grupos religiosos, grupos culturales y étnicos, agricultores, trabajadores y obreros. En lugar de incrementar los poderes de la presidencia, llevaremos a cabo una presidencia que garantice el aumento de poder de la gente.
Todas las vías del sistema estarán abiertas para la gente y serán democratizadas. Turquía ya no será gobernada por las instituciones que defienden el statu quo o los productos de golpes militares, como el Consejo de Seguridad Nacional. Gobiernos locales y comités democráticos fortalecidos remplazarán estas instituciones.
El Estado ya no se auditará más a sí mismo. En lugar de la Comisión de Auditoría del Estado, tendremos la Comisión de Auditoría de los Pueblos. Esta es una precondición fundamental para un Estado abierto y transparente.
¡El llamamiento para una nueva vida es Confianza en la Paz!
El deseo de paz para los pueblos de Turquía es el garante del proceso de paz. La determinación a mostrar en las elecciones presidenciales por aquellos que quieren la paz pondrá los cimientos para una resolución más rápida del proceso de paz.
La solución del problema kurdo es una parte inseparable de la democratización de Turquía. Mientras conducimos el problema hacia una solución, Turquía debe lograr mayores niveles de democracia. Cuanto más democrática sea Turquía, más rápido llegaremos a una solución. El deseo de alcanzarla procede en primer término tanto de aquellos de nosotros que hemos luchado durante años por el proceso de paz como de las fuerzas democráticas de Turquía.
Nuestra candidatura para la presidencia tiene importancia estratégica para el logro de una paz duradera. Tenemos como objetivo una transformación que democratizará Turquía de arriba abajo y enraizará la democracia radical en la sociedad. Este es el objetivo de nuestra llamada para el cambio. Nuestra diversidad es nuestra fuerza, no nuestra debilidad.
Nuestra nación democrática está hecha de turcos, kurdos, alevís, armenios, griegos, yazidíes, sirios, caldeos, árabes, circasianos, lazes, pocamos y gitanos. Nos alejaremos de toda forma de uniformidad impuesta y nos dirigiremos hacia un modelo de democracia pluralista para la nación. Avanzaremos de la constitución estatal a la era de la constitución de los pueblos.
¡El llamamiento para una nueva vida es Justicia!
Los padres de nuestra constitución actual fueron recientemente sentenciados a cadena perpetua. Llevamos treinta y cinco años bajo la opresión de la constitución ilegítima de la Junta Militar. Defender las disposiciones de esta constitución es defender el golpe militar.
Ya no podemos retrasar la necesidad de remplazar completamente esta constitución que santifica el Estado y pisotea a los pueblos, lenguas, creencias y culturas. Esto se ha convertido en una necesidad urgente.
Necesitamos una constitución no-sexista, ecológica y democrática que refleje la realidad multiétnica, multicultural, religiosamente diversa y multi-identitaria de Turquía.
La nueva constitución debe ser el documento fundador de una Turquía democrática y tiene que ser escrita por la gente.
¡El llamamiento para una nueva vida es Libertad para todas las Creencias Religiosas!
Una vida juntos sólo se puede basar en la igualdad y la libertad.
La presión sobre todas las creencias oprimidas y excluidas -alevís, cristianos, judíos, yazidíes- debe ser levantada. El camino debe estar abierto para que todas las creencias y visiones del mundo puedan coexistir libremente en una democracia pluralista.
El derecho al culto en la lengua materna de cada individuo debe ser asegurado. El Departamento de Asuntos Religiosos, que existe para hacer que la religión sirva a la ideología oficial del Estado, debe ser abolido. El Estado debe abandonar todo intento de influencia o control de las religiones a través de cualquier institución. Toda palabra odiosa y discriminatoria hacia diferentes creencias debe ser retirada de los libros de texto y toda incitación debe ser castigada.
El estatus legal debe ser garantizado a los alevís y a los lugares de culto de todas las creencias y religiones.
Debemos desarrollar un secularismo libertario que libere todo el monopolio que el Estado posee sobre las religiones y permita tanto a los creyentes en cualquier creencia como a los que no creen en ninguna vivir libremente como elijan.
¡El llamamiento para una nueva vida es Verde!
Desde la resistencia de los aldeanos de Bergama por la extracción de oro mediante el método de cianuración en los años ’90 hasta la actualidad, los ataques sobre la naturaleza nunca han desaparecido de las noticias.
En cada esquina de nuestro país vemos historias similares con diferentes actores: mujeres de las costas del Mar Negro golpeadas por la policía por resistir ante la construcción de una presa hidroeléctrica en su río local, agricultores en la Tracia protestando por la contaminación de sus aguas con residuos industriales, y aldeanos amenazados por la construcción de centrales nucleares o de combustibles fósiles en el lugar en el que viven.
La tierra que nos da de comer, el aire que limpia nuestra sangre, el agua que es la fuente de la vida, y las otras especies con las cuales compartimos este planeta: aquellos que no están preparados para defender esta herencia compartida posiblemente no puedan hablar de democracia, justicia y humanidad.
Igualmente, el derecho a la vida no es sólo un derecho para las personas; defender el derecho a la vida de todos los animales es uno de nuestros principios básicos.
¡El llamamiento para una nueva vida es Joven!
Nuestra juventud se ha revelado contra el intento de imponerles un determinado molde por parte de aquellos que se imaginan a sí mismos como los dueños del país. Nuestra gente joven es asediada por problemas sistemáticos como el desempleo y el fracaso del sistema educativo.
La nueva forma de vida que estamos proponiendo dará voz a nuestra juventud.
Las “asambleas de los pueblos” que estableceremos incluirán asambleas juveniles que aseguren la participación activa de los hombres y mujeres jóvenes en todos los ámbitos y retirará todo obstáculo legal para la auto-organización de la juventud. Garantizar el ejercicio efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales de los jóvenes será responsabilidad del Estado.
En lugar de la mentalidad que entiende la juventud como un problema de “mantenimiento del orden”, sin ningún intento de tratar con los problemas a los que se enfrentan los jóvenes, la nueva vida dará voz a nuestra juventud. Nuestros jóvenes no serán liderados, ellos serán líderes.
¡El llamamiento para una nueva vida es Derecho a la Educación!
La educación es un derecho público gratuito que posee todo ciudadano. El acceso a la educación debería abrirse a todos de manera equitativa, sin importar la lengua, religión, creencia, etnia, sexo, identidad sexual o raza. El gasto público en educación debe ser incrementado y el presupuesto en educación debe ser utilizado de una forma justa y equitativa.
El plan de estudios debe estar libre de nacionalismo y sexismo. Debemos ofrecer educción científica, democrática, de alta calidad, secular, sin tener como base la memorización, que desarrolle la creatividad de los individuos y que oriente a los estudiantes según sus capacidades. Las clases obligatorias de religión deben ser eliminadas y, en su lugar, deben ofrecerse asignaturas optativas sobre las religiones de los propios individuos de acuerdo con sus propios deseos.
La educación en la lengua materna debe ser reconocida como derecho. En todos los niveles de educación, junto a la enseñanza de la lengua oficial, el turco, debe haber una oportunidad para recibir la educación en la lengua materna del estudiante. La educación debe llegar a ser multilingüe sobre las bases de la educación en la lengua materna. Debe ser posible, incluso si solo una persona lo solicita, ejercer este derecho sin obstrucción.
La educación no debe estar por más tiempo centrada en el examen. El Consejo de Educación Superior debe ser suprimido y la autonomía académica y administrativa de las universidades debe ser fortalecida.
¡El llamamiento para una nueva vida es para las Mujeres!
Cada día, al menos cinco mujeres son asesinadas. En esta sociedad patriarcal que niega a las mujeres tanto una voz como una parte en el poder, la opresión y la matanza continúa sin cesar. Hemos tomado una postura ejemplar contra todas formas de discriminación y violencia contra la mujer. De la misma forma, continuaremos. Sólo si las mujeres juegan un papel destacado podemos lograr nuestro nuevo modo de vida. Toda la sociedad es sólo tan libre como lo son las mujeres en esa sociedad.
El llamamiento para una nueva vida significa una sociedad libre sexualmente. El sistema ignora el destino de las personas LGTBI que se enfrentan a la presión y al asesinato en base a su orientación sexual o a su identidad sexual. La misma existencia de personas LGTBI es vista como un crimen. La homofobia y la transfobia son fomentadas. En la nueva vida, todo ciudadano, cualquiera que sea su identidad sexual, tendrá igualdad de derechos y será capaz de vivir libremente su vida sin tener que hacer frente a la discriminación.
¡El llamamiento para una nueva vida es para la Paz Mundial!
Turquía está obligada a hacer un cambio estructural en su política exterior. Antes, teníamos una política exterior que ignoraba los problemas procedentes de la época de la dominación militar de la política turca. Ahora, nos encontramos cara a cara con las graves consecuencias de una política exterior, con referencias otomanas, que tiene la ambición de convertirse en un poder regional.
La política exterior turca se perpetúa a sí misma avivando las llamas del odio sectario y abriendo el camino para organizaciones como el ISIS. En Occidente, el proceso de entrada a la Unión Europea prácticamente se ha detenido, al igual que los respectivos planes de reforma en Turquía.
Nuestra radical convicción democrática en la posibilidad de que la gente con diferentes creencias e identidades pueda vivir conjuntamente en libertad e igualdad, sin asimilación, debe constituir también una de las bases de nuestra política exterior.
¡El llamamiento para una nueva vida es Organizarse!
La época neoliberal ha traído cambios fundamentales en las relaciones de propiedad, producción y empleo. El proceso de producción ha sido atomizado, dividido en pequeñas unidades y reorganizado.
Bajo la guía del “trabajo flexible”, los trabajadores se enfrentan a condiciones de trabajo peligrosas, de subcontratas y sin ser asegurados, que no sólo les priva de sus derechos básicos de empleo, sino también de derechos en todos los aspectos de sus vidas.
Tenemos como objetivo una presidencia que haga intervenciones directas a favor de la investigación de los asesinatos masivos, la prevención del trabajo infantil y la reorganización de las condiciones de los trabajadores agrícolas estacionales. La nueva vida debe garantizar los derechos sociales para todos los trabajadores, especialmente a aquellos en situación de empleo precario.
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Notas
[1] Luis Esteban Rubio trabaja en la línea de economía social y solidaria de Ecooo, desde la cual co-coordina la Escuela de Activismo Económico y colabora con el equipo técnico del Mercado Social de Madrid. Es doctorando en filosofía del Derecho por la UC3M y antiguo coordinador general de EcoPolítica (2014-2018).
[2] La presidencia del HDP es paritaria. La co-presidenta es Figen Yüksekdağ.
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